En Costa Rica, las Fiestas Turno son fiestas muy populares. También se conocen como fiestas patronales o ferias.
Lo que muchos no saben, es que años atrás estaban estrechamente ligadas a la Iglesia Católica.
La palabra Turno surge entre 1770 y 1820, y se asociaba a la recolecta de limosnas y donaciones. A partir de ahí, las iglesias de cada pueblo, se encargaban de organizar las Fiestas Turno para celebrar el día del patrono, y recolectar dinero para la misma comunidad. Para esto contaban con espacio de carruseles, juegos de pólvora, comidas tradicionales, juegos y música. En algunos pueblos, además se utilizaban elementos más tradicionales como mascaradas y cimarronas, marimbas, bailes típicos y hasta presentaciones taurinas.
Posiblemente las Fiestas Patronales más reconocidas en Costa Rica son las fiestas de Santa Cruz en Guanacaste. Declarada como ciudad folclórica de Costa Rica en 1974.
En las Fiestas Turno se realizan juegos tradicionales costarricenses. Algunos sobreviven al paso de los años y otros quedaron como un recuerdo.
Los que se mantienen a pesar de los años son:
Otros juegos que se practicaban en los turnos de antaño, pero que ya hoy no se practican.
Un juego de resistencia con un poste o vara de unos 5 metros de altura cubierto por sebo, manteca o jabón. Esta vara estaba en el centro de la plaza. En la punta se colocaba un premio o banderilla y ganaba el que pudiera subir el poste y tomar el premio.
Un cerdito embarrado de orejas a cola de sebo o manteca. El juego se realizaba en la plaza del pueblo. Consistía en dejar correr al cerdito mientras los participantes del juego trataban de agarrarlo. El juego era ganado por aquel que lograba agarrar firmemente al chanchito sin que se le escapara.
Existía hace muchos años otro juego llamado las Tinajas. Consistía básicamente como lo que conocemos hoy como piñatas, pero en aquellos tiempos, estas piñatas eran tinajas de barro y eran tres. Una de ellas repleta de confites y frutas, la segunda llena de aserrín y en la tercera un panal de avispas.
A los concursantes se les tapaban los ojos y con palo en mano golpeaban las tinajas hasta quebrarlas. Claro no se sabía en cual de ellas estaban las frutas o los insectos.
También se conocía como Cáñamos. Consistía en una rifa que se realizaba con una regla de cáñamos o pequeñas tablas con una serie de números sujetas con una cuerda y clavos. Cada persona compraba una de estas tablas con números marcados. El operador del juego usaba un tarro en donde se encontraban todas las fichas con los números y al azar se seleccionaba un número ganador.
En aquellos años, los premios eran cosas como gallinas vivas, botellas de guaro, jarras de lata y todo tipo de cosas que los mismos pobladores de la comunidad donaban para la fiesta.
En este juego se venden números para participar en un sorteo que se realizaba con un pequeño barril de madera en donde se colocaban papeles con los nombres de los premios. Los participantes tomaban un papel correspondiente al número comprado para descubrir si el número tenía premio o no.
En cuanto a la comida. En Costa Rica existe una gran diferencia de platillos dependiendo de la zona.
En el valle central, encontraremos picadillos y arroz con pollo. Si estamos en un turno en Guanacaste encontraremos comidas a base de maíz y si estamos en Limón, los platillos poseen esa influencia caribeña tan típica del lugar.
Se conocía a los más ricos del pueblo por ser los que tenían mayor cantidad de animales. Algo así como una muestra de estatus y poder.
Las fiestas turno o ferias contaban con cabalgatas y topes. Los caballos eran muy importantes en las ferias de antaño.
Los pobladores sacaban a sus mejores caballos para mostrarlos al pueblo. Se realizaban carreras de caballos o carreras de cintas.
Las Carreras de Cintas antiguamente ocupaban el primer lugar en las programaciones de las fiestas patronales, y era una de las principales actividades para la recaudación de fondos para obras comunales y eclesiales durante el siglo XIX.
La carreta típica costarricense, los bueyes y el boyeo tienen un significado especial para la población, y forman parte de la identidad costarricense. Se relaciona con trabajo, vida campesina, esfuerzo, belleza y tradición.
Un tradicional desfile de boyeros también era parte de las fiestas turno. La carreta típica costarricense fue declarada símbolo nacional el 22 de marzo de 1988. Boyeo y la Carreta de Costa Rica son promulgadas Patrimonio Intangible de la Humanidad en 2005.
Para cerrar las Fiestas Turno, “la Cantina”. Era el puesto de venta de licores y refrescos dentro del campo ferial o plaza principal.
La cantina era manejada por varios varones del pueblo que vendían las bebidas y recogían el dinero que luego entregaban a la Iglesia o a los responsables del turno.
De los refrescos propios del turno, figuraban los frescos de sirope, sirope con chan, crema, horchata, frutas (sirope con frutas picadas), tamarindo y mozote. Los mismos se exhibían en grandes frascos de vidrio, los cuales se colocaban en una gran mesa, junto con los vasos de vidrio en los cuales se servía las bebidas bien frías. En este puesto también se acostumbraba vender granizados o copos.