Así que la propuesta fue llevar una mesa de Canasta (Ruletta de Casino) y poner a los oftalmólogos a jugar entre charla y charla, darles premios y por supuesto muestras del producto.

Resultó ser todo un éxito. Los asistentes salían de sus charlas y corrían a pedir su color de fichas para poder jugar. Los que no alcanzaban a hacerlo, rodeaban la mesa con sus compañeros, se tomaban algo, y disfrutaban de aquel jolgorio que se armaba durante los minutos que duraba el descanso entre una charla y otra.

Así pasaban los días de trabajo. De los stands de las otras marcas no recuerdo nada, solamente de uno. Tres maes sentados, lápiz en mano y hoja de papel. Se encargaban de hacer caricaturas a los asistentes. Se hacían llamar La Pulga Artista. Fillo, Ricardo y Marvin, en poco menos de 10 minutos tenían lista una caricatura. Todo aquel que pedía le hicieran su caricatura terminaba si o si, con una sonrisa en la cara después de verse retratado en aquellas hojas de papel carta.

Por supuesto no podía dejar pasar la oportunidad y casi al final de la actividad, fui y me senté en una de aquellas sillas esperando mi caricatura. Caricatura que hoy aun conservo.

Pero además de dejarme aquella caricatura, el destino tenía un par de sorpresas más. El primero, conocer a aquellos tres grandes caricaturistas costarricenses. Luego de aquella actividad nos ayudaron en muchos eventos. Comenzamos a ofrecer las caricaturas para actividades como un servicio más de nuestra empresa y fue un éxito total. En decenas de eventos , Fillo se convirtió en el caricaturista oficial. Llevaba su gran calidad de caricaturista y persona a nuestra actividades.

La segunda sorpresa, o broma que me tenía el destino, es que aquella actividad despertó en mí, las ganas de conocer más sobre arte y diseño. Tiempo después, me matriculé en la U y ¿que creen?, hace varios años saqué el título de diseñador.

Yo no hago caricaturas o dibujo mucho. No tengo las habilidades de aquellos tres muchachos, o de algunos caricaturistas costarricenses que hoy nos colaboran en los eventos, pero encontré en el diseño un pasatiempo que me complementa y me llena.

Nunca le pude contar la historia a mi amigo Fillo. Ya él no está con nosotros. Estoy seguro que hace obras de arte que sacan sonrisas allá arriba.

Ser artista o Caricaturista en Costa Rica no te va a volver millonario, pero estas grandes personas me mostraron una forma de vivir la vida en paz, con alegría y disfrutando de lo que hacen.

Un abrazo hasta el cielo, mi amigo Fillo